Todas ellas se caracterizan por su bajo impacto en el medioambiente, puesto que no generan residuos. A su vez, son fuentes de energía ilimitadas y autóctonas, ya que dependiendo de las características del lugar se pueden desarrollar. Por ejemplo, los países con mayor número de horas de sol al año son propensos a generar energía solar, mientras que los situados en zonas ventosas optarán por la energía eólica.
Este tipo de energía renovable consiste en aprovechar la radiación electromagnética procedente del sol mediante células fotovoltáicas, colectores solares o heliostatos. La propia energía solar puede ser fotovoltáica o térmica. La diferencia es que la energía solar fotovoltáica produce directamente electricidad a partir de la radiación solar. Mientras que la térmica consiste en aprovechar la energía solar para producir calor.
La energía solar es una de las renovables que más posibilidades tienen a la hora de desarrollarse, puesto que el sol en mayor o menor medida puede ser aprovechado como fuente de energía en cualquier parte del planeta. Uno de los hitos clave para entender el desarrollo de la energía solar data de la década de los 70, cuando la crisis del petróleo hace buscar alternativas que abaraten el encarecimiento del crudo.
Además, este tipo de renovable puede ser una solución perfecta para lugares donde exportar energía es muy complicado y costoso. Desde la ONU, Hawai es uno de los casos que puede ser de éxito. La isla, debido a su situación geográfica, persigue el objetivo de autoabastecer al 100% de sus energías renovables para el año 2045.
Este tipo de energía renovable aprovecha el movimiento del agua para generar energía eléctrica. La obtención de esta tipología de energía se debe al aprovechamiento de la energía cinética y potencial de los saltos de agua, corrientes o mareas. La fuerza que provoca el movimiento del agua hace girar una turbina conectada a un transformador, que convierte el movimiento en energía eléctrica.
La energía hidráulica es renovable, puesto que no contamina y debido al ciclo del agua se puede considerar inagotable. Sin embargo, la construcción de presas o sistemas de retención del caudal del agua si no se proyectan de forma ordenada, sí provoca un impacto medioambiental al modificar el ecosistema.
La Tierra emite calor. Es el principio fundamental que sigue esta energía renovable, que aprovecha el calor del interior de la corteza terrestre. Estas características hacen que la energía geotérmica sea una buena alternativa para producir energía térmica, tanto en uso industrial como doméstico.
Según la FAO, este tipo de energía puede ser muy beneficiosa en los países en desarrollo, puesto que puede ser usada en el secado de alimentos o la pasteurización y esterilización de la leche.
La generación de energía a partir de restos orgánicos es otra de las energías renovables, en este caso vinculada al gas y a la energía eléctrica. Hablamos del biogás, pero para llegar a ella necesitamos antes la biomasa.
Y, ¿qué es la biomasa? Nos referimos a este término cuando hablamos de la materia orgánica que proviene de plantas, árboles y desechos animales susceptible de ser utilizada como fuente de energía. Para su conversión son necesarios los digestores anaerobios, dispositivos usados para el procesamiento de estos residuos orgánicos. Tras procesarlos, obtenemos biogás.
Entonces, ¿qué es el biogás? El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) lo define así: “Es un gas compuesto principalmente por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), en proporciones variables dependiendo de la composición de la materia orgánica a partir de la cual se ha generado”.
El bioetanol es un combustible renovable producido a partir de residuos o de cultivos sostenibles. Al ser una biomasa de origen vegetal, está considerado como una energía renovable y su empleo disminuye ampliamente la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. Además, es el único combustible alternativos que se evalúa certificando toda la cadena de emisiones desde su producción hasta su consumo, no sólo las emisiones del vehículo.
Por otro lado, el biodiésel es un combustible 100% vegetal y 100% biodegradable. Por tanto, hablamos de una energía renovable e inagotable, que no genera residuos tóxicos. Para su producción hay que realizar un proceso de refinado a partir de una amplia variedad de aceites y grasas. Puede ser utilizado en motores diesel de alto rendimiento o incluso para producción de calor y energía.
Los CDR o Combustibles Derivados de Residuos, son combustibles sólidos, líquidos o gaseosos producidos a partir de residuos peligrosos, no peligrosos o inertes. Estos CDR son destinados a la valorización energética en plantas de incineración o coincineración.
Los Combustibles Derivados de Residuos disponen de características variables en función de los residuos de partida y del tratamiento al que han sido sometidos para su valorización energética. Sin embargo, los consumidores potenciales de CDR requieren de un combustible con ciertas propiedades, pues éstas pueden influir en su proceso de producción.
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