Cada tonelada de residuo orgánico que termina en un relleno sanitario es una oportunidad energética desperdiciada. En un país como Colombia, con alta generación de residuos orgánicos y grandes retos en materia de transición energética, convertir desechos en fuentes renovables como biogás, biometano, vapor o electricidad representa una solución estratégica.

Gracias a tecnologías de valorización energética, sectores como la agroindustria, la industria alimentaria y las ciudades intermedias pueden aprovechar este potencial para reducir emisiones, generar energía local y cerrar el ciclo de los residuos.

¿Qué tipos de residuos pueden transformarse en energía?

La fracción orgánica de los residuos urbanos e industriales tiene un alto poder energético, especialmente cuando es tratada en condiciones controladas. Entre los residuos más valorizables se encuentran:

• Residuos orgánicos domiciliarios, como restos de alimentos y vegetales.
• Lodos provenientes de plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR).
• Subproductos y residuos de mataderos, centrales de abasto y agroindustrias.
• Aceites usados, grasas y residuos grasos industriales.

Tecnologías disponibles para la valorización energética

La selección de la tecnología depende del tipo de residuo, la escala del proyecto y los objetivos energéticos (térmicos, eléctricos o de biocombustible). Algunas de las principales tecnologías utilizadas son:

• Digestión anaerobia: proceso biológico que descompone materia orgánica en ausencia de oxígeno, produciendo biogás (mezcla de metano y CO₂).
• Upgrading o purificación del biogás: permite obtener biometano, un gas renovable que puede inyectarse a redes o usarse como combustible vehicular.
• Incineración con recuperación energética: adecuada para residuos no peligrosos no reciclables.
• Gasificación y pirólisis: procesos termoquímicos para convertir residuos sólidos en gases combustibles y otros subproductos aprovechables.

¿Cuál es el panorama en Colombia?

Colombia cuenta con alto potencial de generación de biogás y biometano, especialmente en zonas rurales y agroindustriales. Algunos proyectos pioneros incluyen:

• Plantas piloto en Santander y Antioquia que generan electricidad a partir de residuos de matadero y cáscaras de frutas.
• Iniciativas en Cundinamarca que aprovechan lodos de PTAR para generar biogás.
• Estudios liderados por universidades y empresas que evalúan la viabilidad del biometano como sustituto del gas natural en industrias y transporte.

Sin embargo, aún persisten retos como la falta de regulación específica para la inyección de biometano a redes, la baja escalabilidad de los proyectos existentes y la necesidad de mayor conciencia empresarial sobre los beneficios energéticos y económicos de la valorización.

¿Qué pueden hacer las empresas?

• Implementar diagnósticos de residuos para identificar el potencial energético de sus operaciones.
• Establecer alianzas con operadores especializados en biogás y energía renovable.
• Integrar la valorización energética como parte de su estrategia ESG (ambiental, social y de gobernanza).
• Medir y reportar la reducción de emisiones de GEI derivada del aprovechamiento energético.